Últimamente, siento la necesidad imperiosa de reavivar recuerdos del pasado. No sé si será mera nostalgia o tendrá algo que ver con la situación que estamos atravesando. Quizá, sea un poco de ambas.
Estos meses he estado echando de menos todo lo que concernía a mis años de adolescencia. Echo de menos llegar una tarde a casa y ponerme Sé lo que hicisteis mientras me quedo frito en el sofá con mi manta azul. Echo de menos hacer los deberes con Disney Channel viendo programas como Phineas y Ferb o Hannah Montana. No sé si os pasa, pero ahora pongo ese canal y no es lo mismo.
Echo de menos Embrujadas en Telecinco y levantarme un sábado y ver Sabrina, cosas de brujas en Antena 3 o H2o. Echo de menos Buffy los viernes en Canal + y que mi hermano me hiciera spoilers por haber leído qué iba a pasar en la temporada.
Echo de menos las clases de griego de bachillerato y a mi profesora Inma. También las clases de inglés práctico con mi profesora Ana. Echo de menos a mi amiga María que se sentaba a mi lado y teníamos discusiones absurdas. Echo de menos la época de exámenes y llegar tarde a primera y que se rieran al ver mis pintas de no haber dormido casi nada la noche anterior. Echo de menos ir en coche con mi amiga Ana al ritmo de “hoy es noche de sexo” y quedarnos atascados en una cuesta. Echo de menos ir con Aroa a dar una sorpresa a Maite y que, mientras estemos haciendo fotos a la ventana, ella se crea que son relámpagos.
Echo de menos las noches de Eurovisión y Domino’s con mis amigas Rocío y Lorena o las charlas en el parque de nuestro futuro en Nueva York (girls, that’s not gonna happen). Echo de menos salir a las tascas con Mari y Patri y acabar perjudicados.
Echo de menos el kebab que mi madre me compraba después de que me apretaran el aparato o que mi hermana me preparara pechugas a la Coca-Cola o me dijera si quería zumo de cartón o natural y yo, sin saber a qué se refería, decirle de cartón. Echo de menos que ir a la playa en bus cargado de cosas fuera toda una aventura. Quedarme el fin de semana con una pizza y ponerme películas sin necesitar absolutamente nada (y comer sin engordar, todo sea dicho).
Echo mucho de menos cosas que nunca pensaba que iba a encontrar en falta y que estos meses, me han hecho sentir afortunado haber sido partícipe de todas ellas. Nunca se repetirán, pero lo bueno de tenerlas como recuerdo es que puedo traerlas de vuelta en momentos en los que necesito abrazarlas.
No son grandes cosas, pero son mis tesoros.
¡Qué bueno leerte de nuevo!
Supongo que esta época tan rara nos tiene melancólicos y en un continuo «echo de menos»… Habrá que ver qué cosas se pueden rescatar y empezar a crear nuevos recuerdos.
Un beso enorme, Dani.
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Muchas gracias!! He estado un poco ausente. Espero que los nuevos recuerdos sean iguales de buenos!
Un besazo!
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Oh qué bonito 😍
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🤩🤩
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