Nunca he sido muy partidario de estas despedidas del año escritas. Del balance de lo bueno y malo y de exponer todo lo que ha significado el año para mí. Siendo sincero, no tengo ni idea de si este año ha sido bueno o malo. Sé que ha habido un poco de todo. Aun así, he sido siempre muy fanático de la navidad. Tiene algo que me encanta. Y en cambio, este año he sentido la navidad más en la piel. Y muy cerca de mi corazón. Sé que ahora está de moda odiar la navidad y es muy normal cuando algo malo ha pasado cerca de estas fechas o no tienes nada que celebrar y aun siendo navidad, la vida sigue dando golpes, pero en mi caso, los pocos que suelen estar, aunque un poco dispersos durante el año, nos reunimos. Y el ambiente es diferente. Nada de cenas rápidas en la cocina, sino todos sobre una mesa en el comedor. Detalles que despiertan la nostalgia de unos días que quizá fueron más divertidos, pero no tan significativos. Y es que se echa de menos estar todos. Y es inevitable pensar que algún día alguien faltará. Intentamos obviar ese pensamiento, pero a mí me acecha de vez en cuando y por mucha historia que la navidad tenga, la mía siempre tendrá la historia de la familia y amigos. Donde podemos apartar un poco la rutina diaria y juntarnos con tranquilidad.

La navidad, para mí, es un sentimiento. Es como un virus que recorre las calles con luces y adornos. Se amontonan las esquinas y parece que el frío no es tan frío. Se organizan carreras de disfraces, se reúne la gente para salir y tomar alguna copa, se reúne la familia al mismo tiempo, se ven programas que se basan en trozos de programas de años anteriores: del momento auge de Marta Sánchez, de Ramón García presentando la Gala de los Inocentes, del diario de Patricia, el fin de año del 2000, las noches en paz con Paz Padilla… Llenan los canales de películas romanticonas y navideñas. Parece una tontería, pero para mí recordar eso es como si alguien abrazara mi corazón y le diera calor.
No sé si este año ha sido bueno o malo, pero sinceramente, ¿qué más da? Me quedo con quien ha ido acompañándome en mis sueños y con los que siguen. Este año no voy a hacer lista de propósitos, solo espero poder hacer todo lo que mi pecho pida a gritos.
Solo deseo a este sentimiento feliz año nuevo y que cumpla mucho más. Y sueños. Sueños por doquier.

Daniel Sánchez