Hace algún tiempo, todo ser humano ha deambulado dormido, llorando a escondidas y en ciertas ocasiones, con la inevitable muestra del color real de sus lágrimas. Siendo falsamente libre en un mundo en el que les aseguraban que podía ser cualquier cosa, pero en el que serlo tenía sus consecuencias. Y entonces, cae la noche de domingo, y o te haces fuerte o te sumerges en la soledad abrasadora de ese infierno, y decides que más vale ser uno mismo y hacer caso a ese consejo que te daban cuando eras pequeño y, que al hacerte mayor, al seguirlo, deciden decir que eso es malo, que no te conviene, que mejor de otra forma.
Y joder, pues uno se harta y opta por coger la sartén por el mango y ver lo que le conviene a uno mismo. Así, de verdad, empieza a ser uno mismo y lo que realmente quiere ser. Pero, si de verdad quieres ser tú, vas a tener que encontrarte con comentarios y acciones desagradables para ti. Qué rabia e impotencia. Aún no me creo que pasen esas cosas, pero desgraciadamente pasan.
El otro día, iba paseando de la mano con mi pareja y nos dijeron que nos soltáramos la mano, que había niños y eso estaba mal. ¿Está mal coger la mano a alguien a quien quieres y no lo está coartar la libertad de las personas? Al contárselo a mis amigos y amigas, preguntaron si todavía había gente así. Y joder, ojalá la respuesta hubiera sido no, ojalá no sucediera nada de lo que sucede por mostrarte tal y como eres, por enseñar que una relación va más allá del chico-chica; que esos dos conceptos pueden mezclarse como a uno se le antoje. Y que no pasa nada, que son dos seres humanos que se quieren, que disfrutan y se entienden juntos.
Y sigo sin entender esa aversión que la gente tiene a lo que se sale de la normalidad que alguien implantó y dijo que era de esa forma. ¿Y por qué algo que se dijo hace años es mejor que lo que no está visto como normal? ¿Por qué no es normal que dos hombres o dos mujeres estén juntos, si en la antigua Grecia, la homosexualidad era lo más frecuente? ¿Qué ha pasado? ¿Qué está pasando para que no podamos vivir una vida tan tranquila como aquellos que eligen a sus parejas del sexo opuesto?
No sé si será falta de información o que lo ven raro por el mero hecho de tenernos escondidos tanto tiempo, pero ¿por qué tenemos que escuchar comentarios desafortunados que se deforman en cosas más graves? Lo único que me gustaría ver algún día respecto a este tema, es que gozáramos de la misma tranquilidad al besar a mi pareja en medio de una calle bulliciosa como aquellos del sexo opuesto. Y me gustaría que se preguntaran a ellos mismo, qué hay de malo en hacer lo mismo que hacen ellos siendo del mismo sexo.
Al fin y al cabo, nos queremos igual.
Confío en que algún día, no habrá etiquetas. Dicen, que hasta los trece o catorce años, más o menos, no somos capaces de entender las etiquetas. Espero que en un futuro, no entiendan nunca las que se refieren a la orientación sexual, porque sean libres de enamorarse tanto de hombres como de mujeres sin tener un nombre para referirse a ellos.
Daniel Sánchez
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EL BAÚL DE LAS VIDAS 