Siempre me han dicho lo que tengo que hacer. Imagino que como a todos, en algún momento de nuestra vida, ha venido alguien y nos ha dicho que teníamos que hacer esto o lo otro, sin preguntarnos qué queríamos en nuestra vida y sin importarle. Cuando era niño, pues supongo que debía acatarlo; por eso de que eres pequeño y no sabes de la vida, y los mayores siempre saben más que tú porque han vivido más que tú. Desgraciadamente, eso sigue, y vas haciendo el camino que otra gente te ha dicho que es mejor. Sin embargo, un día llegas a un punto de inflexión y te preguntas por qué empezarías a hacer todo lo que te dijeron. Que ojalá hubieras tenido la inteligencia suficiente y te hubieras armado de osadía para hacer lo que a ti más te apeteciera incluso cuando eras pequeño.

Nos decían que no saliéramos a la calle cuando hacía mucho viento. Qué disparate. Nos ataron como quisieron y nos dieron consejos creyéndose mejores que nosotros, sin importarles que cada generación es diferente, que no se viven las mismas cosas ni de la misma forma. Que algunas cosas serán más fáciles, pero otras se viven muy difíciles. A veces, se llega a tiempo y se corta de raíz con los consejos que piensan que te van a venir bien y comienzas a vivir tu vida como tú mejor puedas y sepas. En cambio, en otras ocasiones, te das cuenta que te han vivido, pero mal. Y es que no vivimos, nos viven. Y eso es una señal de única interpretación: corre.

Creo que en este mundo necesitamos gente más humilde y comprensiva, porque al final, lo que conseguimos es chocarnos con fantasmas de la infancia cuando solo queremos intentar rehacer nuestra vida un poco tarde. Y también es nuestra culpa dejarnos hacer, por eso es tan importante romper con lo que se considera tradicional. Porque lo tradicional no siempre está bien. A veces, solo queremos salir en plena ventisca, fundirnos con el viento, que nos atuse el pelo y nos ofrezca la oportunidad de tomar nuestras decisiones. Estén bien, estén mal, pero que estén.
Desgraciadamente, decir lo que tenemos que hacer no se extingue, es algo que persiste. Y ya entra en juego si seguir el camino que quieren que sigas o elegir el tuyo propio. Que te vivan y que te jodan, o vivir y que les jodan.
Yo lo tengo claro.

¿Y tú?
Daniel Sánchez
*Si aún no tienes un ejemplar de mi libro, puedes comprarlo en este enlace: https://www.postdataediciones.com/producto/y-en-enero-primavera/