Ahora parece que todo cobra sentido. Que la noria no gira aleatoriamente, sino que tiene un propósito. Ahora todo parece que va teniendo sentido. Todo cobra sentido cuando empiezas a observar, ya no solo con los ojos, sino con el corazón. Cuando te sumerges en el vaivén de los sentimientos y te ahogas en ellos. Cuando todo duele y a la vez te proporciona esa felicidad querida por todos. Cuando pones tu corazón en la mesa de póker y lo apuestas al todo o nada. Ganes o pierdas. Cuando te sumerges en sábanas calientes y en ojos azules. Cuando aun estando en la penumbra todo sabe a gloria. Cuando tu cuerpo sube su temperatura de 0 a 100 grados.

Cuando giras al ritmo de besos y caricias con alguien. Cuando te dejas llevar en cuanto te muerdes el labio. Cuando te comes esa tableta de chocolate sin pensar en las calorías. Cuando te compras esos zapatos sin reparar en el precio. Cuando sientes el arte en tus venas y te inunda. De pies a cabeza. Cuando todo se siente; en la cabeza y en el corazón. Cuando observas y sientes… Cuando miras con el corazón y empiezas a entender.
Empiezas a entender que siempre habrá un sitio en el que esté nevando, que el concepto «familia» siempre seguirá existiendo incluso con los que no compartes ADN. Que los niños siempre nos brindarán inocencia para que nunca la olvidemos. Para no olvidar lo que fuimos ni esa sonrisa que tanto nos bailaba en el rostro por cualquier minucia. Empezaremos a entender que el amor sigue en el aire aunque, a veces, se esconda tímidamente entre las nubes. Empezaremos a entender que no todo acaba con la primera persona que nos hace daño, que la vida es para disfrutarla, que los sentimientos son una fuente inagotable de energía alimentada por personas, momentos, experiencias y sobre todo, por ti mismo.
Empezaremos a entender que el color azul siempre nos recordará a la profundidad del mar y sentiremos inseguridad. Una inseguridad bonita… De esas que intimidan, pero de la que no podrás apartar la mirada. Empezaremos a entender que ganar no lo es todo y que perder es necesario. Que los árboles nevados siempre nos transportarán a navidad y que una alfombra roja siempre nos incitará a caminar encima de ella adoptando la personalidad de cualquier celebridad. Porque nosotros somos así. Porque nos gusta disfrutar. Sintiendo cada gota de alegría impregnada en nuestra piel.
Cuando bailas sin que nadie te importe y paseas con la soledad mientras el sol calienta las manos del invierno. Cuando un cuadro te habla y te adentras en una conversación profunda, que más bien se trata de un diálogo interno. Cuando haces las cosas por placer y no por obligación ni necesidad. Cuando sientes que tu cuerpo contrae tus músculos y tu respiración se corta. Cuando otros dedos consiguen despertarte y unos labios te invitan a viajar al paraíso. Cuando sientes todo en nada.

Cuando la vida te da vueltas despacio y tu corazón bombea rápido. Cuando amas a morir cada detalle de tu vida, cada persona que entra en ella y cada pena que te conducirá a una alegría. Porque todo debería consistir en disfrutar con placer, incluso de las penas y de las lagrimas. Porque al final, todos sabemos que eso pasa y que la sonrisa vuelve. Siempre vuelve. Porque todo cobra sentido cuando te das cuenta que venir al mundo se trata de disfrutar los momentos con aquellos a los que quieres. Que se trata de hacer cosas que te llenen el alma, el corazón, el cerebro y los ojos. Que se trata de tener ambiciones, de querer mejorar. La vida se trata de pasiones y de disfrutar esas pasiones.
Cuando llenas de colores tu cuerpo, y tus sentimientos se convierten en músicos para dar vida a partituras musicales. Cuando todo se llena de brillos. Cuando llenas de colores otros cuerpos y los recorres de beso a verso, porque lo aprendido, mejor compartido. Cuando vais al infinito entre sábanas blancas y la penumbra. Cuando el tiempo se detiene y te permite exprimir los momentos y atraparlos. Cuando tu vida cobra vida, valga la redundancia. Todo se ralentiza como si se tratara de un baño de espuma con melodía pausada. Todo se vuelve tranquilo, pero a la vez la vida es activa. Y a pesar de la calma del momento, en tu corazón hay una tormenta de pasiones que te infundan energía. Todo es una melodía lenta, porque todos sabemos que las historias de amor siempre se escribieron a pluma lenta y que el amor florece bonito a fuego lento. Pero libres. Como pájaros alzándose al vuelo. Libres de sentir y de expresarlo. Un fuego lento libre comenzando desde el corazón, pasando por todo el pecho hasta conquistar cada una de las extremidades de tu cuerpo. Puro fuego listo para ser libre.

Para liberar.
Para liberar el sentir.
Para liberarnos.
Y así, alzar el vuelo de los sentimientos. Alza el vuelo de tu vida.
Sé pájaro.
Sé vuelo.
Sé libre.
Siente.
-S.D.
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