¿Conocéis las personas sonrisa? Yo he conocido muy pocas, pero qué pocas. Todos sabemos cómo nos hace sentir una sonrisa a nuestro estado de ánimo. Una de verdad, de esas que iluminan hasta tus ojos. Esas que, incluso, los humedece. Esas que te hacen olvidar por un momento dónde estás, por dónde andas. Esas por las que olvidas la vida tal y como se debe mirar y hacen que la mires con el corazón.

Ahora imagina que eso te lo provoca una persona. Esa persona sonrisa es capaz de hacerte olvidar todas las cosas y los problemas que acarreas en tu día a día y te sumerge en un sábado eterno en tan solo un par de horas. En un eterno fin de semana de desvanecimiento de problemas, tristeza, monotonía, frío y soledad.
Y llegan las luces, las alturas, las risas, las cosquillas, la piel de gallina. Y llega el dulce, el olor a vainilla y las piedras como terapia y no como problemas. Llegan las conversaciones y las letras. Llegan las historias y los nuevos descubrimientos. Y por supuesto, llegan las sonrisas. Las risas, las carcajadas y el placer.
Y así, llegan los héroes sin capa. Porque los auténticos héroes son capaces de sacarte la felicidad a bocados. A arrancarte los nervios de las entrañas y a inyectarte dosis de tranquilidad a base de abrazos. Aquellos que se quedan cuando es necesario, cuando todo parece no tener fin y la vida te arrebata la felicidad. Aquellos que se marchan cuando deben, para dejarte el camino libre. Aquellos que vuelven cuando los necesitas y aquellos que jamás regresan porque ya has tomado tu rumbo sin ellos.

Sigo creyendo que damos mucha importancia a todo lo que no resulta ser como esperamos. A aquello que se tuerce y desmonta todo lo que teníamos planeado. Ponemos muy altas las expectativas y si ese algo no las cumple, nos sentimos fracasados y decepcionados. Y sin embargo, que algo se tuerza puede ser fantástico. Quizá, y no lo pensamos bien, puede ser el comienzo de algo especial para nosotros. Y quizá, haciéndolo mal lo estamos haciendo bien. Y no es que lo olvidemos, es que directamente desechamos esa idea. Y de lo que nos olvidamos esta vez es de que somos magia. Somos jodidas auroras boreales del cielo del norte, pero sin el norte. Y brillamos. Siempre.

Y ahí entran en cuestión las personas sonrisa, los héroes sin capa; esas que nos hacen sentir especial en un eterno, pero efímero lapsus temporal para recordarnos que somos especiales. Para ayudarnos a ver y a entender que nuestra sonrisa nos queda realmente bien, que todas las espinas de aquellos que no nos han valorado en algún momento de nuestra vida van saliendo de nuestro interior para esfumarse como el humo de cualquier chimenea. Que dejan de importar. Se desvanecen. Y nos sobreponemos, y nos volvemos a querer. Y nos hacemos un pelín más fuertes.
Porque como he dicho, somos malditas auroras boreales que no necesitamos norte para existir. Somos héroes capaces de sentir y hacernos volar sin capas ni alas. Somos héroes porque amamos sin medida, porque sentimos a rabiar, porque vivimos a aliviar. Vivimos hasta que las cadenas de nuestro pecho se rompen y nos liberamos de los prejuicios, del qué dirán, de los miedos, la hipocresía, de la farsa de las amistades y de algunas relaciones, de los juegos amorosos.

Porque los auténticos héroes no hacen uso de su capa, hacen uso de su corazón.
Y entonces se lanzan, arriesgan, se ríen, apuestan por sus sueños, saltan, viven y aman, aman de verdad.
No lo olvides,
eres magia.
Somos héroes.

Y si alguna vez lo olvidas,
seré yo, esta vez,
tu persona sonrisa.
Daniel Sánchez.
muy bueno, las personas sonrisa 🙂
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Muchísimas gracias! Qué placer tenerte por aquí! 🤗
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