CUENTOS

Intentamos transformar las historias en poemas cuando, en algunos casos, suelen ser cuentos. Cuentos con magia porque se tratan de nuestros cuentos. Son únicos, transferibles y se guardan en el corazón. De esos que se fotografían con los ojos y se recuerdan para siempre. Y de esos que se sienten como una quemadura en la piel. Pero una quemadura de esas flojitas que dan calor y solo duelen un poco al recordar. Y es que algo a fuego lento tiene que doler un poquito. Y tiene que oler bien y dejar un buen sabor de boca, pero con una ligera cicatriz. Si has tenido la paciencia de cocinar tu cuento a fuego lento, no hará falta que lo conviertas en poema. Déjalo tal como está, es tu cuento y ya tiene magia. La magia eres tú, el momento y el instante donde transcurre dicho cuento. Déjales los poemas a los poetas y céntrate en la magia de la narrativa. La magia de la introducción, el nudo y el desenlace. De crecer como persona. De evolucionar. De vivir y cometer errores. De aprender. De sentir la magia de la vida. Tu vida. 

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Una de las cosas más maravillosas en esta vida es asumir riesgos. Hubo gente que cuando anuncié mi partida, no se creía que lo iba a hacer. Y es que yo anuncié que me iba sin tener aún nada seguro. Pero sabía que al final me iba a ir. De una forma u otra. Quería asumir ese riesgo, subir las manos en la montaña rusa y gritar, ir en bici a toda velocidad, salir en plena lluvia, cerrar los ojos y sentir el viento. Quería saltar charcos y saltar en los charcos. Quería desplegar las alas, mover viento y marea con ellas y volar. Y es que una de las cosas que te motiva a dar un giro a tu vida es la excitación del miedo a lo desconocido y de las ganas por descubrir.  Porque el miedo forma parte de nosotros. Hasta aquellos que dicen no tener miedo, lo tienen. Porque el verdadero valiente es ese que salta a pesar del miedo.

El otro día la lluvia de París me alcanzó de camino a casa y esa noche no llevaba paraguas porque lo había olvidado. Era una lluvia flojita, a agua lenta en este caso, y supe que estaba lloviendo porque en mis gafas empezaron a aparecer gotitas de agua. Entonces, miré al cielo. Miré al cielo de París que es a la vez gris con un toque rosado de vez en cuando, y esa noche juraría que lo tenía. Y ahí caía la lluvia sobre el suelo de piedra, sobre los arbustos, sobre los coches y sobre mí. Unas gotas finas e inclinadas caían sobre el suelo de París. Qué sorpresa la mía que me vi sonriendo cuando siempre he odiado mojarme por la calle y lo bien que me sentó esa noche. Y es que lo que se crea a fuego lento o a agua lenta es más bonito y sienta mejor. La delicadeza es una virtud que debería enseñarse en las escuelas. Tratar bien las cosas, a los animales y a las personas. Sabernos tratar a nosotros mismos con amor y poder transmitirlo a otras personas es una asignatura pendiente en el mundo entero. Cultivar y dejar crecer para después recoger.

¿Sabéis qué debería ser imprescindible? Un final feliz para cada cuento, es decir, para cada persona. Desgraciadamente, no todos los cuentos cuentan con ese final, pero no hay que venirse abajo, porque el cuento continúa hasta donde tú quieras. Así que sigue el cuento de tu vida, escribe, guarda cualquier tontería que te haya sacado una sonrisa. Escribe fechas que hayan marcado una huella; un momento que hayas inmortalizado en la retina, en el cerebro y en tu corazón. Que te haya provocado mariposas. Qué bonitas las mariposas. Y cuánto las echo de menos… A veces he llegado a pensar que me han abandonado un poco. Que hace tiempo que están dormidas y no despiertan de ese sueño. La Bella Durmiente necesitó un beso del príncipe para despertar… ¿Qué necesitarán las mariposas?

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Sin embargo, una persona el otro día me comentó que estaban esperando porque no era mi momento. Que las cosas surgen y rugen cuando vienen. Y te das cuenta porque no es el momento de nadie más, sino el tuyo. Y es que hay mucha razón en la frase de “todo llega a su tiempo”. Y es verdad, todo llega, de verdad. Y cuando llegue, las mariposas van a volar y hasta bailarán. Y sabrás que no te habían abandonado sino que se estaban reservando. Porque como comenté en la otra entrada del blog, hay que reservar ciertas cosas para personas especiales y no regalar instantes a la ligera. Es bueno esperar y que te esperen. Es bueno encontrar y que te encuentren. Y también es bueno encontrarte a ti mismo y descubrir por el camino. 

Tengo en mente coger una libreta bonita (porque me gustan las libretas bonitas) y empezar a escribir mi cuento en París. El otro día subí al Arco del Triunfo y desde ahí pude ver París entero desde las alturas. Y qué vistas y qué precioso fue todo. Y me guardé mi entrada que pienso pegar en mi libreta bonita. Y pienso marcar fechas y escribir frases o palabras que me recuerden estos días para siempre. Y en mi cuento quiero que aparezca la gente que he conocido y la gente que me queda por conocer, quiero que aparezcan momentos, monumentos, parques. Quiero que aparezcan las cenas en el Mcdonald’s y las tardes en el Prêt À Manger. Quiero que aparezcan las cenas y los cafés en las terrazas parisinas y los picnics en la Torre Eiffel. Quiero un amor de película y un beso en un barco por el río Sena. Quiero enamorarme hasta las trancas, quiero romperme un poco por dentro y sanarme con el tiempo.

Quiero todo eso y mucho más.

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Y la gente que me dijo que creyó que no me iría o que alguna vez ha pensado que no sería capaz de lograr algo me dirá que esto es imposible. Que no va a pasar. ¿Quién sabe si pasa o no? No lo sé ni yo. Pero…

¿Acaso no es mi cuento?

Es hora de soñar.

Colorín colorado… Este cuento aún no ha acabado.

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-S.D.


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2 Comentarios

  1. ¡Precioso comienzo de cuento, Dani! Y la de recuerdos que me has traído de París… Mi vista favorita era merendar en Trocadéro, perderme en la visión de la Torre Eiffel, con los barcos surcando el Sena a sus pies y la gente que va y viene… Si cierro los ojos aún me veo allí, y me vienen la de sueños que cumplí en aquel viaje y la de sueños que allí surgieron…

    Ya te lo he dicho, pero en serio, disfruta. París es París, y la experiencia que estás viviendo es único. No sólo has conseguido irte pese a lo que la gente te dijo, sino que por lo que veo, estás VIVIENDO tu propia experiencia.

    ¡Un beso enorme!

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