Venimos a la vida desconocidos y sin conocer. Como cualquier madrileño visitando el mar o como cualquier pueblerino visitando una gran ciudad. Todo es asombro al principio. No conoces el terreno ni el terreno te conoce a ti. Y ahí es cuando tu cuerpo, tus ojos y tu corazón empiezan a experimentar sensaciones nuevas. Cuando tu piel se despierta y los escalofríos se convierten en uno recorriendo tu cuerpo continuamente. Un escalofrío intenso que deseas que nunca pare. Es una mezcla de emociones. Algo llamado X.
Cuando ese madrileño se zambulle en el mar o cuando ese pueblerino se adentra en una gran manzana. Cuando sienten lo que le rodean y se pasarían horas y horas en el mismo punto observando, respirando, sintiendo cada cosa nueva que están viendo y exprimiéndolas al máximo. Ahí parados como si el tiempo se hubiera detenido y todo eso fuera eterno. Como el primer beso de alguien que te gusta. Cuando todo se para y solo existís dos.

El roce de la brisa, un beso en el cuello, las primeras citas con alguien. Probar algún alimento nuevo, la primera mascota, caerte por primera vez. El primer desamor, el segundo… Visitar una nueva ciudad, un nuevo país. Salir del continente. Montar en avión, bailar tu canción favorita. La oportunidad de tu vida. La segunda… El otro día tuve una charla con una amiga que no veía desde hace mucho tiempo. Una de estas amigas que en su tiempo te cambió la forma de ver las cosas y que por mucho tiempo que pase entre nosotros, todo sigue estando igual. Llegamos a la conclusión de que el vivir nuevas experiencias puede causar vértigo. Somos una montaña rusa o, mejor dicho, una tragicomedia. Vamos del drama a la comedia. Del llanto a la risa. Ese vértigo del que hablamos puede causarnos mareo, miedo y un tremendo dolor de cabeza. Miedo vamos a tener, pero esa noche, llegamos a la conclusión de que el ser humano vive por sensaciones. Nos movemos por ellas y para ellas. Por ellas porque nos provocan todo tipo de sensaciones y para ellas porque siempre buscamos más.
Cerrar una etapa y abrir otra puede provocarnos ese vértigo del que hablo. El momento en el que estás en el aire da miedo. No sabes qué va a pasar. No tienes nada seguro y quizá estés en busca de nuevos proyectos. Y eso, eso ya es una sensación que tienes que propagar y hacerla más grande dentro de ti. Muchas veces sentimos excitación, miedo, alegría e incertidumbre. ¿No hay ninguna palabra que pueda definir ese cúmulo de sentimientos? Algo así como un concepto que no implique estar contento o triste sino uno que abarque una serie de sentimientos contradictorios que anidan en ti. Quizá, confuso sea el que más se acerque a ese estado del que hablo. Pero sin una connotación negativa. Solo confuso porque te encuentras emocionado, pero con miedo. Llamémoslo X.
El vértigo de empezar una nueva vida puede causar mucho miedo. También el de enamorarnos, el de dar un gran paso, el de cambiar de aires, el de empezar un proyecto. Todo ello puede hacernos sentir agobio y miedo porque siempre pensamos en qué pasa si sale mal cuando deberíamos pensar qué pasa si sale bien. Nadie puede garantizar que va a salir todo bien. Pero piensa que nadie, tampoco, puede garantizar que todo va a salir mal.

La vida puede ser encaminada de tal forma que aunque haya más cosas malas que buenas, al hacer balance, sea trate de uno positivo. Últimamente he aprendido a controlar las bajadas. Es decir, cuando hay algo que no ha salido como yo pensaba y quería, he dedicado solo un par de horas a estar mal y pensar que si no ha pasado es porque no tenía que pasar y he empezado a planear otra cosa para solucionar esa bajada. Muchas veces, nos desmoronamos y lo alargamos días, semanas, incluso meses. Yo ahora he aprendido a canalizar la energía negativa, juntarla y explotarla en un par de horas y volver a sonreír. Y pasar de la premisa de “¿y si sale mal?” a la de “va a salir bien”.
El vértigo es señal de que lo estás intentando.
Sigue subiendo.
Y te recuerdo que mires hacia abajo. Las vistas de todos tus logros es maravillosa.

-S.D.
Sígueme en:
Y nada mejor que septiembre para seguir subiendo colinas o escalar nuevas montañas, vivir nuevas sensaciones y quitarse miedos de encima 🙂
Muy buena entrada Dani, ¡un besote fuerte!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Exacto! Septiembre es el nuevo año nuevo, jaja. Gracias por estar ahí siempre. Un besazo!!!!
Me gustaMe gusta