Miramos de un lado a otro. Esperando. Esperando que pase ese algo que cambie nuestras vidas para siempre. A la espera de una emoción, de un amor, de una sonrisa o una mirada. A la espera de un “vuelve” o de un “quédate”. Palabras innecesarias cuando quien se va es por voluntad propia y, en el fondo, nunca quiso quedarse.

Y yo soy el primero que ha esperado. He esperado segundos, minutos y horas. Días enteros y noches largas. He esperado momentos, oportunidades y personas. He esperado y desesperado a la vez. Y he hecho desesperar y que me esperen. He esperado a gente que se ha ido y ha vuelto, pero ya sabéis lo que dicen que quien se va no vuelve aunque regrese. Y esa vuelta es tan efímera que tus emociones se descontrolan tras otro huracán. Iracundo. Cada uno más parecido al anterior. Cada uno más doloroso.
Nuestra vida ya tiene bastantes esperas: el tren, el metro, el autobús… Esperamos el verano cuando estamos en invierno y el invierno cuando es verano. Esperamos, esperamos, esperamos…

Y ciertas veces esa espera nos lleva a la desesperación. ¿Por qué lo llamamos esperar y no directamente desesperar? ¿Por qué nos desesperamos tan fácilmente?
Si ya tenemos bastante con esas esperas, ¿por qué también ponemos una sala de espera en nuestros sentimientos? ¿Por qué esperamos que pasen las cosas en vez de hacer que pasen? ¿Por qué si algo no nos gusta no lo decimos y lo cambiamos? ¿Por qué nos conformamos?
Debemos empezar a disfrutar del momento. Disfrutemos del frío cuando sea invierno y del calor cuando sea verano. No pensemos en el futuro, agarremos el presente. Exprimamos los días. Aprovechémoslos desde el principio hasta el final. Disfrutemos los días. No nos perdamos la vida.

Deja de esperar momentos. Créalos. Deja de decir «voy a hacer esto o lo otro». Hazlo. Sin más. Sin excusas.
¿Una escapada?
Hazla.
¿Un capricho?
Dátelo.
¿Le quieres hablar a alguien?
Háblale.
¿Buscas explicaciones?
Pídelas.
No planees muchas cosas seguidas. Ve poco a poco. Sin prisa pero sin pausa. Déjate llevar de vez en cuando. Sorpréndete a ti mismo y deja que te sorprendan. No te quedes con nada dentro. Di las cosas tal y como las sientes. No te sientas inferior por hablar a ese alguien. En serio, últimamente solo veo juegos de «si no me hablas no te hablo». Siempre hacemos las cosas más complicadas, no las hagas de esa forma. Haz lo que sientes en todo momento y no te arrepientas de nada. Como he dicho antes, si necesitas explicaciones, pídelas hasta que lo entiendas. No te dejes pisotear. No dudes de ti mismo. Nunca.

No reprimas emociones. Deja que fluyan. Ama sin medida. No esperes a que ese sentimiento sea recíproco. A veces, no lo es. Y no es peor que no se hayan enamorado de ti sino que tú nunca hayas amado. No te conformes si no estás conforme. Pelea hasta que te sangren los nudillos y estés satisfecho con el resultado. Llora cuando tengas ganas de llorar, di “te quiero” cuando las mariposas de tu estómago lo lancen hasta tu boca sin poder parar esas palabras. No te atragantes, suéltalo. Baila cuando tengas que bailar y ríe cuando tengas que reír. No importa lo escandalosa que sea la carcajada, pues nunca importó lo dolorosa que fue la caída.

No intentes controlar tus sentimientos. No puedes. Son indomables, y eso es lo bonito. No sabes por dónde van a salir. Lo inesperado es lo que da miedo, pero a la vez es lo que más nos puede sorprender. Es experimentar sensaciones varias, miedos, alegría y éxtasis. Y más bonito es seguir a pesar del miedo. Lo más bonito es querer a pesar de las dificultades. Lo más bonito es no darse por vencido.

Abre el candado que tiene tu corazón cerrado y libera las emociones. Regala sonrisas, miradas, palabras de agradecimiento y besos. Guiña el ojo o ofrece un paraguas de colores a alguien que tenga un día gris.
Deja sólo una cosa sin regalar a diestro y siniestro. Deja guardada una sola cosa para las personas que se la merecen; un «te quiero».
Deja el “te quiero” para quien quiera escucharlo de tu boca y de tu corazón. Para tu familia y amigos. Para quien nunca te tenga que decir un “quédate” y a quien nunca le tengas que rogar un “vuelve”.
Porque eso significará que ni se ha ido ni ha tenido esas ganas.
Eso significará que siempre quiso quedarse.

-S.D.
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Maravilloso post Dani. Si me permites, yo lo resumiré en una palabra: fluir. Porque la vida es eso, dejarse llevar, encaminarse hacia donde queremos, vivir y sentir. Que lo bueno ni cae del cielo ni conoce la dirección para venir solo. hay que ir a por ello. Sin obsesionarse, pero sin desesperarse.
¡Un beso enorme! A por febrero 😉
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¡Mil gracias! No sabes cuánto me alegran tus comentarios y saber que siempre lees los posts.
Hay que ir sin prisa, pero sin pausa. Alcanzando lo que queremos y celebrar los pequeños logros que vamos consiguiendo. Dejarnos llevar de vez en cuando y ver qué pasa.
¡Otro besazo! A por febrero y los que vienen detrás 🙂
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Este post ha sido de 10, me encanta. Me encanta como lo escribes y me encanta todo lo que sueltas. Es increíble.
¡Un beso!
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¡Muchas gracias! Me alegro de que te guste. Valoro mucho este tipo de comentarios y que dediquéis tiempo a leerme.
Un beso 🙂
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Me encanta esa fuerza y esas ganas de vivir que transmites en tus palabras. Y es cierto, las personas que se van es porque en realidad no quisieron quedarse, no soy muy amiga de las segundas oportunidades prefiero guardarme ese tiempo para las personas que no fallaron nunca y a las que decimos con poca frecuencia te quiero.
Un beso!
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Dicen que segundas partes nunca fueron buenas… Yo tampoco soy partidario de eso. Puedes ofrecer oportunidades, pero la mayoría de veces te das de morros. Aunque de todo se aprende y en todo hay algo bueno. ¡Muchas gracias por leer!
¡Un beso! 🙂
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Me ha encantado!! La verdad es que siempre estamos a la espera de «algo» que ni nosotros mismos sabemos a qué esperamos. Me ha gustado eso de que si quieres hacer algo, hablarle, pedir explicaciones y de más, que lo hagamos y no esperemos tanto, que es lo que solemos hacer. Muy hermoso tu post.
Saludos!!
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¡Muchas gracias! El problema de esperar (que lo solemos hacer por miedo) es que luego nos arrepentimos. Por eso, debemos actuar conforme sintamos. El «no» ya lo tenemos, hay que ir por el «sí».
¡Gracias por pasarte!
¡Un abrazo! 🙂
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Touché. Felicidades por tu artículo.
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¡Muchas gracias! 🙂
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Sencillamente estoy enamorada de tu blog, ¡qué manera de escribir!, amo tu manera de plasmar sentimientos, realidades, de decir eso que la mayoría de las personas no consideran importante, sin duda uno de los mejores blogs que he visto. ¡Saludos desde Venezuela!
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Muchísimas gracias ☺️ Eres bienvenida siempre que quieras! Un saludo!
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