REINVENTARSE

Que sí, que reinventarse es bueno. Que todo el mundo lo dice y todo el mundo tiene razón. Que yo lo digo cada domingo por la noche y cada lunes por la mañana. Cada vez que termino el último examen del cuatrimestre y cada comienzo de un nuevo curso. Lo digo al final del verano y cada noche de Fin de Año. Lo digo al final de un buen libro y lo pienso tras una fiesta de las buenas. Y posiblemente, lo diré al final de este post. Exacto, todo el mundo lo dice varias veces en la vida, pero, ¿todo el mundo lo hace? ¿Creéis que es posible?

Yo pienso que sí. Es posible reinventarse. Pero una reinvención conlleva tiempo y esfuerzo. No es irse a dormir un día y levantarse al día siguiente súper cambiado y reinventado. Esto no es como ir a la peluquería donde entras y sales renovado cabellísticamente (a veces).

Reinventarse es trabajar. Trabajar en uno mismo, esforzarse en sus tareas y quererse a uno mismo por encima de todo y conocerse. Es ser constante y cambiar aquello con lo que no te sientes bien. Es hacer algo que te lleve a la felicidad, a estar a gusto contigo mismo y con lo que haces. A cumplir objetivos y alcanzar metas. A tener una mente equilibrada y sana. A saber razonar y no dirigirse al camino de la negatividad. Y no es fácil porque nada en esta vida lo es. Pero es posible. Es levantarse cada día y querer seguir intentándolo a pesar de lo desagradecido que es este viaje. Porque siento mucho decirlo, es muy desagradecido. Porque algunos días querrás tirar la toalla y conformarte con lo que hay. Y eso es lo que no debemos hacer. No debemos darnos por vencidos a pesar del desagradecimiento que nos brinda dicho camino. Porque esto es como aprender un idioma nuevo. Nunca conocerás todo el vocabulario de esa lengua y habrá palabras que se te escapen. Y no pienses en dejar de estudiarlo aunque sea por un corto periodo de tiempo. Porque se olvida. Y en este caso, se olvida más rápido de lo que lo has aprendido. Pero todo depende de tu actitud. Así que, respiremos hondo y sigamos adelante.

Y digo desagradecido porque cuando hayas alcanzado cien pasos y vaya todo estabilizándose, puede ocurrirte algún hecho desafortunado y retroceder cincuenta pasos de golpe. Exacto, en un día puedes haber recorrido un paso o ninguno hacia delante, que sólo faltará un infortunio para retroceder más de un paso en un solo día. Y me viene a la cabeza un artículo que leí de Eduard Punset que decía que hacían falta cinco cumplidos para resarcir un insulto. Cinco cumplidos por un insulto. ¡Qué locura! Pero si lo pensáis detenidamente, tiene mucha razón. Él lo aplicaba a las relaciones entre los seres humanos, pero… ¿Por qué no aplicarlo a más cosas? ¿Por qué no aplicarlo a este proceso llamado reinvención? Y es que reinventarse está muy bien, pero como he dicho antes, no es cuestión de unos días, sino de meses o años (o de toda una vida). De trabajo constante y de experiencias. De cambiar la palabra rendirse por la expresión “lo voy a conseguir por mis cojines”. Creo que es cuestión de reinventarse un poco cada día y que quien se lo propone de verdad, debe estar reinventándose todos los días de su vida. Y es que al principio será algo que te supere, pero con el tiempo se volverá tu rutina. Reinventarse se volverá tu vida y no te costará tanto esfuerzo como cuando decidiste dar el paso. Y los pasos que retrocedas, los volverás a recorrer más rápido que la primera vez que algo te echó hacia atrás. Habrás experimentado situaciones y sabrás cómo afrontarlas de nuevo. Yo pienso que he conseguido reinventarme un poco. Que estoy en proceso. Que hay cosas que han podido desviarme un poco de la carrera, pero que se puede volver a entrar y seguir corriendo. Haciendo kilómetros, tomándote un café, leyendo, avanzando, reinventándote…

“Que no hay mal que por bien no venga ni mal que cien años dure”. De esa forma, podrás ser capaz de ver el lado bueno de las cosas. O ya no el lado, sino una parte en toda esa marabunta de cosas negativas que veas. Sólo una positiva. Y ya será suficiente para seguir avanzando. Porque habrá días en los que te sientas bloqueado. Días en los que no des ni una y en el que las cosas te salgan mal, pero ahí es cuando no debes venirte abajo. Seguir intentándolo a pesar de la torpeza que te caracteriza ese día y sacando las cosas adelante. Porque necesitamos motivación, y en primer lugar, motivación propia. Por nuestro propio pie. Motivarnos a nosotros mismos. Porque podemos. Porque somos grandes.

Y es que esto es como olvidar a alguien. No todos olvidamos de un día para otro. Bueno, hay gente que sí (demasiado rápido, diría yo). Pero yo me refiero a aquellos que sienten de verdad -porque no somos idiomas en asuntos (des)amorosos-. Esas personas no olvidan tan pronto. Porque sí, porque aunque digas que estás bien y que es agua pasada, no lo es y todo el mundo lo sabe. Porque todos hemos mentido en ese aspecto. Porque requiere tiempo independientemente del que necesitemos.

Que sí, que yo he estudiado filología y no psicología. Que esto es palabrería barata. Pero es mi reflexión. Pienso que todo está conectado de alguna forma y que muchas cosas pueden ampliar sus horizontes para otros fines. Yo, al menos, he visto la conexión de los pasos para alcanzar una reinvención completa con los cumplidos y los insultos en parejas. Porque es posible que un hecho oportuno te haga avanzar un milímetro mientras que uno inoportuno te haga retroceder miles de metros en tu andadura. Pero ahí entra el ser constante con tus cojines. El ahora o nunca. El hacerlo o morir. Es decirlo y hacerlo, tomando el tiempo correspondiente y sin prisas. Esforzándose cada día. Celebrar los logros, por muy pequeños que sean, y seguir avanzando por muchas piedras que haya en el camino. ¿No creéis que es hora de reinventarse?