Cuando nacemos, vemos el mundo desde el suelo, desde barrotes de madera, o simplemente vemos caras que se nos acercan haciendo muecas raras. Conforme crecemos, vamos aprendiendo a controlar nuestras piernas y vamos poniéndonos de pie. Luego empezamos a dar pasos, pero es tan difícil y cansado que enseguida volvemos al suelo fatigados y derrotados. Pero al final, un día decidimos volver a ponernos de pie y conseguimos andar de un lado a otro. Porque nosotros no nos damos por vencidos.
A veces tropezamos y caemos, pero nos volvemos a levantar. Y así pasa con todos los comienzos; con todo a lo que no has estado acostumbrado, y es que en esta vida nos caemos una y otra vez, pero nos volvemos a levantar una vez más. Y a veces hace falta dejar de un lado toda una vida. Deshacer lo aprendido y aprender otra vez a caminar porque en esta vida, es verdad, que nunca se deja de aprender, pero a veces necesitamos un cambio. Descoser y volver a coser. Y sí, da mucho miedo desaprender toda una vida en la que has caminado para dejar las huellas en la arena tras de ti, pero no sabes que en la playa existe una máquina que se encarga de borrarlas todas las madrugadas con una luz naranja.
Y entonces nos entra el pánico porque por más que escarbemos en la arena, no encontramos los que un día fueron nuestros pies. Esos con los que aprendimos a ponernos de pie y empezamos a andar. Con los que vimos el mundo desde arriba y con los que recorrimos tanto. Esos que ahora la marea o la máquina han borrado. Y nos desesperamos porque no hay más que arena lisa; sin castillos de arena, ni palas, ni dedos marcados. Y el miedo se apodera de nosotros, y lloramos, y gritamos y maldecimos a la máquina, al mar o a la luna que se ha encargado de subir la marea. La cosa es mandar a tomar viento a lo que sea. Queremos nuestros pasos de vuelta… Pero cuando la luna se esconde para dejar paso al sol, vemos la arena lisa. La arena tan pura que queda por marcar, el mar brillando de una forma especial… Y nos levantamos otra vez y nos volvemos a caer, pero nos volvemos a levantar una y otra vez. Y es que de momento no se ha inventado nada para poder volar por nuestra cuenta como si tuviéramos poderes mágicos, pero algo similar es empezar de nuevo y volver a crear, no sólo pasos en la arena, sino a dibujar corazones, a construir castillos más grandes, a dibujar nuestro nombre, a completar fechas… Y sé que da mucho miedo empezar de nuevo en cualquier sentido porque asusta ver algo en blanco y tener que completarlo con una nueva vida. Pero si decides no hacer aquello que quieres por empezar de cero, puede que un día mires atrás y veas miles de huellas que no hayan significado nada en tu vida. En cambio, si te arriesgas, puedes ver huellas muy profundas marcadas en la arena que nada ni nadie conseguirá borrar; verás nombres, corazones, castillos, dibujos, túneles, experiencias, derrotas y logros… Verás cómo eso permanecerá grabado por siempre en la arena, y en tu memoria…Porque a veces, nos tenemos que encontrar a nosotros mismos y para encontrarnos, primero, tenemos que perdernos…
Para todos aquellos que tienen miedo al cambio. Para vosotros que tenéis miedo a que algo salga mal… Si no os arriesgáis, no sabéis qué podéis ganar. Para los que tienen miedo al fracaso, no es fracaso sino una forma de aprender. Que de la misma forma que decimos que nada es para siempre, también decimos que los problemas tampoco.
-S.D.