¿Y SI PROBAMOS A IR DE FRENTE?

Cierto es que nunca he sido de destacar. Es decir, siempre se dice que alguien tiene algo que se le da muy bien. Mejor que al resto. Pero no es mi caso. Se puede decir que algunas cosas se me dan bien, pero no hasta el punto de destacar o decir soy bueno en esto o en aquello. Nunca he sido de tener musculitos ni de tener las facciones bonitas. Nunca he tenido un “pelazo”, y si he llevado ese tupé que tanto ansiaba y que veía a la gente, siempre parecía que llevaba un casco. Siempre me preguntaré cómo consiguen el tupé ese que llevan los chicos ahora. Porque nunca conseguí peinarme el pelo como ellos. Quizá no sea un chico de tupé ni pertenezca a su generación.

Cierto es que nunca he sabido bailar ni tampoco he sido muy extrovertido ni divertido. Siempre he sido tirando a soso. Aunque quien bien me conoce, sabe cómo soy realmente y cuántas tonterías soy capaz de hacer. Nunca he sido de deportes, ni si quiera sé andar bien porque voy tropezándome a cada paso que doy. He sido de caerme sin haber ningún obstáculo por la calle con el que pudiera tropezar. Lo que se dice una persona torpe con todas las letras. Cierto es que a veces no visto bien, ni conjuntado. Cierto es que a veces no me peino. Que algunos días llevo ojeras de más y parece que haya recibido una paliza. Que llevo gafas y a veces sucias.

Cierto es que nunca he llamado la atención ni porque quería ni aunque quisiera. Cierto es que a veces soy demasiado sincero y cierto es que hay gente que no se ha esforzado en seguir conociéndome porque no han conseguido que haga lo que querían o no han conseguido lo que buscaban, pero aquellos que me han conocido de verdad, se han quedado. Cierto es que he perdido amigos por el camino. Pero cierto es que he ganado amigos que se han convertido en familia. Cierto es que no me callo ni una, y cierto es que me han dicho que debo aprender a callar. Pero, ¿por qué? No entiendo por qué tengo que callar cuando otra gente pide escuchar la verdad, pero no la quiere oír de verdad, o cuando ellos pueden ser libres de decir lo que les plazca y yo no. Cierto es que me he cansado de falsedades. Nunca he sido de gente falsa ni de actos hipócritas, pero ahora menos. Cierto es que sé que la vida avanza rápido y que el tiempo apremia. Cierto es que hay que ser tú mismo y cierto es que a veces te das cuenta de que hay gente tóxica que no conviene tener en tu vida. Cierto es que hay formas, y las formas de decir aquello que piensas pueden variar. Pero pienso que nunca hay que callar. Porque… “¿Por qué callar si en esta vida nacimos gritando?”

Cierto es que pienso que hay que ir de frente porque si bien dicen que “la ignorancia es felicidad” yo no lo veo así. Ser ignorante no te hace feliz sino tonto. Y a la larga, las verdades que no se descubren en el momento, duelen más. Cierto es que siempre he sido ese chico que no es de muchas palabras en medio de una conversación, que sólo escucha. Al que siempre le dicen “estás serio hoy”. No, no es que esté serio, es que soy serio. Y aunque esté feliz, siempre soy serio. Y no creo que siempre lo esté, pero soy más de escuchar que de hablar. Soy más de letras que de palabras. Más de miradas que de conversaciones. Sin embargo, soy de los que se ríen por cualquier tontería. ¿Chistes malos? ¡BIENVENIDOS! Soy risueño, pero a la vez serio. Es algo complejo de explicar, pero creo que es suficiente para que lo entendáis.Cierto es que nunca he sido de fiestas. Cierto es que disfruto más de una noche de cena, cine y casita. Cierto es que he tenido mis “desfases” y que de vez en cuando vienen muy bien para celebrar o ahogar penas. Cierto es que no soy el más simpático del mundo. Pero cierto es que siento a rabiar, que intento ofrecer todo lo que tengo y más. Cierto es que me preocupo, a veces demasiado.

Cierto es que no soy una persona a la que verás por la calle y te acordarás de mi cara. Puede que yo de la tuya tampoco porque cierto es que sueño demasiado y el empanamiento es mi día a día. Cierto es que no soy el mejor escribiendo, pero cierto es que me encanta. Cierto es que ahora estoy feliz; que no sé cuánto durará, ni lo que pasará, pero cierto es que lo estoy disfrutando. Cierto es que mis ojos han cambiado la manera de ver las cosas. Cierto es que no destaco. Cierto es que tengo mil y un defectos. Cierto es que nunca llegaré a sobresalir en algo. Y es que nunca llamé la atención ni la llamaré porque no hay nada especial en mí que pueda hacerlo. Porque hay gente que tiene cosas especiales, pero yo no soy de esos. Sólo tengo mis letras, que aunque no destaquen tampoco, me hacen sentir un poco mejor y espero hacer sentir aunque sea a alguna persona que lea mis textos.

Sin embargo, no me cambio por nada ni nadie. Cierto es que han cambiado muchas cosas, empezando por mí. Que no quiero ser nadie más, ni pretendo gustar a nadie, ni siquiera finjo ser otra persona para dar una buena impresión. Quien quiera quedarse por como soy, aquí estoy. Quien decida marcharse, que no vuelva nunca más. Cierto es que tienes que ser tú mismo y cierto es, también, que tienes que vivir por ti y no para los demás. Porque el concepto de “quedabien” debe quedarse obsoleto y fosilizado.

El otro día llegaron a mí unas letras donde se divulgaba la palabra “sinceridad”. Qué sorpresa la mía cuando descubrí quién las escribió o quién las expuso al público. Una persona de las que mienten y se creen sus propias mentiras. Estoy harto de que se justifiquen a esas personas con ese argumento o con el argumento de que es una enfermedad. BASTA. No están bajo coacción para que hagan tal atrocidad. Es cierto que todo el mundo ha mentido de una manera piadosa, pero llegar a tal punto de no decir nada de verdad de tu vida…

Y es que cada día la gente miente más, cierto es que puedes mentir en tu peso o decir que nunca te has tintado el pelo, que es natural, pero de ahí a mentir en cosas más serias, me parece desagradable. No sé qué les pasará a las personas que mienten y creen sus propias mentiras ni menos aún a las que mienten, se las creen y demandan un mundo de sinceridad. ¿En serio?

Que no me caí redondo del susto porque estaba tumbado. Espero que esas personas recapaciten algún día. Porque es cierto que cada uno vive su mundo a su manera, el problema es cuando esas personas de mentiras nada piadosas y de una vida llena de mentiras envuelven a otra persona que sólo pasaba por allí. Y ahí es cuando empieza el problema de verdad porque ya no se están engañando a ellos mismos sino a terceros. Y es que podéis mentir, hacer daño y todo lo que queráis, pero no os olvidéis que nosotros podemos salir de esa burbuja de mentiras que creáis con vuestras palabras, pero vosotros o vosotras no, porque ya es algo rutinario en vuestra vida. Sé que no tengo nada que valga mucho y quién sabe si yo debería mentir para venderme mejor, pero no. Me niego a caer en la trampa. Estoy muy orgulloso de tener las cosas muy claras, de saber lo que quiero en la vida, de tener ambiciones y no conformarme en esta vida con lo primero que venga. Orgulloso de hablar de sinceridad porque para hablar de esa palabra, primero, hay que practicarla. Y es que hay gente que habla de cosas que debería buscar en el diccionario previamente. Así que me siento orgulloso de no ser como esa gente que habla de palabras que no han usado en la vida. SINCERIDAD y ser tú mismo es clave, porque «se pilla antes a un mentiroso que a un cojo». Y en esta vida no estamos para crear perfiles falsos de nosotros mismos porque tener miedo a ser uno mismo es de cobardes.

-S.D.