SI NO ARRIESGAS, NO GANAS

No te digo que será perfecto, no te digo que será digno de contar. Ni si quiera te estoy diciendo que valdrá la pena ni que harán una película súper romántica con nuestra historia amorosa. Sólo te digo que te arriesgues; que yo me quiero arriesgar. Que me quiero tirar a la piscina sin salvavidas; que quiero lanzarme desde un avión en paracaídas y sentir el miedo de que no se abra cuando esté en el aire. Que quiero sentir la adrenalina recorriendo cada parte de mi cuerpo. Que tengo mil y un fallos porque no soy perfecto. Sólo te digo que tengo miedo, pero que quiero perderlo contigo; que quiero sentir otra vez. Pero esta vez quiero sentir contigo. Quiero sentir de verdad. Quiero que tengamos aquello que nunca se cuenta, pero que siempre está y estará ahí. Que quiero que me rompas a pedazos en cada uno de los sentidos. Quiero que me sacudas tan fuerte que pierda la noción del tiempo. Quiero sentir porque lo que importa es eso. Porque es lo que nos hace estar vivos.

Y no te aseguro nada porque no está en mi mano lo que está por venir, porque nadie puede adivinar el futuro, porque no se sabe qué puede pasar mañana o en un minuto. Sólo te digo que si se te ha pasado por la cabeza, aunque sea por una milésima de segundo, un futuro conmigo, atrapa ese pensamiento tan rápido como puedas como si estuvieras atrapando luciérnagas en una noche de verano; que no se te escape. Y te digo que lo guardes en un tarro de cristal y que no lo dejes salir de tu mente ni de tu corazón. Que no se te vaya y que lo intentes; que lo intentes conmigo. Que no tenemos nada que perder salvo la oportunidad de poder ser felices dure lo que dure, duela lo que duela, valga lo que valga… Así que hazme caso porque no quiero perder la oportunidad de sentir mucho, la oportunidad de querernos bien, de miles de risas y momentos. No podemos predecir el futuro porque casi no podemos ni predecir el tiempo. Que a veces va a llover y aparece el sol más fuerte que nunca. Y te encuentras bajo un árbol en busca de cobijo para evitar al sol con un chaquetón y un paraguas.

Estoy harto de escuchar “ahora no quiero nada, lo he pasado muy mal». Y es que te digo que yo lo he pasado mal, que me he llevado decepciones, que me he llevado lágrimas y he sentido como mi corazón se rompía a pedazos. Trozo a trozo. Que he oído cómo se quebraba y he sentido cómo se desintegraba y se convertía en arena; he sentido las grietas, una a una. Lentas y dolorosas. He sentido cómo me daba de morros contra el suelo y cómo me cerraban la puerta en las narices. Y es que estoy harto del miedo a sentir, del miedo a decir y del miedo a descubrir. Estoy harto de preguntarme qué hubiera pasado si… Que quiero cambiar esa frase por la de: “Pasó esto por…” Y es que quiero convertir una probabilidad en una afirmación al igual que quiero transformar la primera persona del singular por una primera del plural; un yo por un nosotros.

Y ahora entre tú y yo, entre nosotros, se ha producido algo. Llámalo chispa, llámalo X, conexión, energía, sentimiento, miedo, pálpito o como más original te parezca. Y es que encontramos cosas en común a pesar de lo diferentes que parecemos a simple vista. No sé qué será exactamente. No sé cómo encajará mi pieza con la tuya. No sé si podremos juntar nuestros trozos para formar un único corazón o se hará aún más añicos. De estos que ya será imposible reparar si no es con muchas películas románticas y mucha paciencia. Te digo que no tengo la menor idea de si vamos a ir a mejor o a peor; de si al final del camino hay un muro o no hay fin. Pero que quiero un corazón completo o ninguno. Que no creí que iba a pasarme otra vez. Que nunca creí que el rojo apagado de mi corazón iba a hacer un amago de encenderse cuando te conocí. Pero lo hizo, y no sé qué significará exactamente ese intermitente que mi corazón quiso que notara, pero significó algo; algo que te concierne a ti. Y sé que dije que se está muy bien sólo, pero cuando alguien llega… ¿Qué se puede hacer?

Y es que estoy harto de ignorar sentimientos, de falta de comunicación, de saber y hacer como que no sé, de poner el freno de mano antes de saber si me voy a estampar. No quiero seguir con el freno de mano puesto. Quiero quitarlo y ver si me dirijo a un paraíso o me estampo. Quiero avanzar, que estoy harto del orgullo y de los juegos. Que quiero transparencia. Quiero que me calles con un beso. Quiero que recompongas los pedazos que me dejaron y que repares la bombilla de mi incompleto corazón que intenta brillar, pero no puede. Quiero que nuestras mitades se junten por fin. Nunca pensé que serías tú, alguien tan diferente y que a la vez está tan cerca. Nunca pensé que tú encenderías la llama que ya tanto tiempo apagada estaba o que me habían apagado de tanto usarla.

Sólo te digo que no cojas el freno de mano sino mi mano. Que no nos hemos buscado, pero que hemos dicho “si llega, llega”. Pues aquí estoy, he llegado y tú también. Y aunque acabemos con heridas, no te preocupes, que yo tengo tiritas y bandas sonoras de amor. ¿Te arriesgas o te arriesgo?